Esta mañana he tenido a bien pasarme por el Centre Pompidou para dejarme llevar por la exposición de Annette Messager, una artista contemporánea francesa que ganó en 2005 el León de Oro en la Bienal de Venecia.
El Pompidou le dedica un espacio en la Galería Sur y una instalación en el hall del museo.
Messager reúne varias instalaciones siguiendo los esquemas que le han caracterizado en estos años y utilizando los materiales habituales: lápices de colores, lana, fotos, cuerdas, telas y peluches, muchos peluches.
Retorcidos. Sin cabeza. Sucios. Amontonados. Perdidos. Abrazados. Animales muertos.
Combinando, en la dosis justa, matemática, conjuntos que crean ternura y aversión de forma simultánea. Y es que ahí gran parte de su mérito: cómo uno es capaz de enfrentarme a lo que le produce ternura, a la infancia, a los recuerdos, a lo que sea... y deformarlo o retorcerlo todo... o no...
En una habitación en blanca, pequeñas bolas de pelo, negras, van flotando por el espacio, mecidas por un viente leve, pero constante. Como metáfora no tiene precio.
Y es que si a un peluche de Bambi le arrancamos la cabeza y lo llenamos de basura, joder, la cosa cambia.
Porque todo, siempre, cambia.
2 comentarios:
Uy, esta expo y lo de los peluches me recuerda a mi artista conceptual extremeña favorita y su querencia por arrancar la cabeza a todo tipo de muñeco, incuído peluches.
Ya te pondremos un día (jajajajaja) en casa su documental llamado "11 mujeres"
uy, pos a eso, a mimanué me remito.
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